Sermón para el domingo décimo quinto después de Pentecostés por el Santo Cura de Ars.
"Sería imposible, mis queridos hermanos, no amar a María, si reflexionáramos por un momento sobre su afecto por nosotros y los beneficios que ella nunca deja de prodigarnos. “Ay”, exclama San Bernardo, el gran siervo de María, “¡qué ciegos y miserables somos que no amamos a una Madre tan amable y buena!"
Fuente:
"The Sunday Sermons of the Cure of Ars"
Fifteenth Sunday After Pentecost – The Nativiity of the Blessed Virgin
Sermon read by AM.
Holy Family Publications
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