El Cura de Ars en este sermón invita amar a Dios, buscarlo continuamente a lo largo del día y a realizar una verdadera conversión cristiana. Agrega que la "vida del cristiano siempre está rodeada de enfermedades, de sufrimiento y de cualquier clase de calamidades y dondequiera que el hombre vuelva su vista no encontrará más que cruces y aflicciones. (...) ¿De qué manera hemos de conducirnos en medio de tantas miserias, para llegar al venturoso fin por el cual hemos sido creados? Nada más fácil: todos los males que nos sobreviene son para conducirnos a Él. (...) Jesucristo, con sus sufrimientos y con su Muerte, ha hecho meritorios todos nuestros actos, de manera que si todas nuestras acciones las hacemos con la intención de agradar a Dios serán más suaves y ligeras, y meritorias para ganar el Cielo.".
"El hombre aquí en la tierra, a menos que se vuelva hacia Dios, no puede menos de ser desgraciado. ¿Sabéis por qué, Hijos Míos? Me diréis que no. Pues bien; voy a manifestaros la verdadera razón de ello. Es que, no habiéndonos puesto Dios en este mundo más que como en un lugar de proscripción y de destierro, con todos estos males quiere forzarnos a no apegar a él nuestro corazón y a suspirar por otros bienes más grandes, más puros y más duraderos que los que pueden hallarse en esta vida. Para hacernos sentir mejor la necesidad de fijar nuestra mirada en los bienes eternos, ha dado Dios a nuestro corazón deseos tan vastos y extensos, que ninguna cosa criada es capaz de contentarle: hasta el punto de que, si espera hallar alguna satisfacción en los bienes creados, apenas posee lo que con tanto ardor deseaba, apenas gustado el placer que de aquel objeto se prometía, se vuelve ya hacia otro lado, esperando encontrar algo mejor. Así se halla constreñido y forzado a confesar, por propia experiencia, que es vano empeño el de querer hallar la felicidad en las cosas perecederas de acá abajo. Si espera tener algún consuelo en este mundo, no lo hallará sino despreciando las cosas pasajeras y que tan poco duran, y encaminándose hacia el noble y venturoso fin por el cual Dios le ha criado." (Sermón sobre la Santificación del Cristiano; Sermones de San Juan Bta. Ma. Vianney (Cura de Ars); Tomo Primero, Serie Grandes Maestros N° 13; Editorial Apostolado Mariano)
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