"Pues por qué nos ha de costar trabajo el descubrir las llagas de nuestro corazón al confesor, estando seguros, que mostrándosela, como se debe, hallamos pronto y perfecto remedio? (...) Tener vergüenza de confesar los pecados, es trastornar enteramente el orden; la vergüenza debe estar naturalmente unida al pecado, la gloria a la confesión humilde del pecado. No obstante, cuando se ofrece la ocasión de pecar, lo ejecutamos con osadía, y atrevimiento; y cuando es menester confesarse, estamos con vergüenza y temor. (...) es menester, o descubrir sus pecados a un sacerdote en secreto para recibir el perdón, o que un día sean publicados a la vista de todo el universo, para recibir la sentencia de condenación: ¿Cuál de los dos partidos te parece más ventajoso?"
Fuente: "Maná del Alma o Exercicio fácil y provechoso para quien desea darse de algún modo a la Oración" Parte 1, Enero, Día XV, año 1702, Padre Paolo Segneri / Imagen: fredbroom