"Vanamente, y aun injustamente se echa la culpa al tentador y a la tentación; poca necesidad tiene el demonio de sus artificios, y no ha menester cansarse mucho para pervertirnos; más almas tienen en el Infierno las ocasiones de pecar en que voluntariamente se pusieron ellas mismas, que las más violentas tentaciones; ni todas las maquinaciones del tentador son capaces de condenar. Convienen todos en que en el mundo todo es peligro: objetos, modas, trajes, juegos, juntas, diversiones, conversaciones y hasta el espíritu del mismo mundo, todos son lazos. Y en medio de eso se exponen a ellos, corren a ellos, y en ellos pasan los mundanos la mayor parte de la vida, sin temor, sin cuidados, con el espíritu ya vencido, con el corazón corrompido, contentándose con decir en tono lastimero: Muy difícil es salvarse un hombre en el mundo: Dios se apiade de nosotros. (...)
Ten horror a todo cuanto te pueda ser ocasión de pecar, y estremécete en este particular, hasta de la misma duda. Nunca digas: estuve en tal ocasión, y no caí. No todos los venenos causan convulsiones ni inquietudes; los más perniciosos son aquellos que menos se sienten. Basta que la persona, que la concurrencia, que el lugar sea ocasión próxima de pecar, para que efectivamente se peque solo con ponerse en ella. Huye de todo lo que puede vulnerar la inocencia; huye de todo lo que tiene asomo de peligro; huye de todo lo que puede servirte de tropiezo; huye de todo lo que te tienta, o te puede tentar. (...)
Gobiérnate por principios más cristianos, y no te dejes alucinar voluntariamente. Está el mundo sembrado (es verdad) de ocasiones, de peligros de pecar; pero en tu mano está evitarlos. Ocasiones son muy peligrosas los espectáculos, los bailes, esas casas de juegos públicas, donde concurren todos los ociosos , y toda la gente libre del pueblos; esas tertulias, de donde está desterrado para siempre el espíritu del Cristianismo; esas largas, estudiadas, cultas y cortesanas conservaciones con personas de diferente sexo; esa lección de libros galantes, o sospechosos en materia de Religión; ciertos dijes, ciertas alhajas, que recíprocamente se regalan entre sí ciertas personas; ciertos libros y ciertas pinturas, que son muy propias para avivar la pasión, ciertas visitas, ciertos días de campo; un convite, una merienda, una persona pueden ser para ti ocasiones de pecar: húyelas, córtalas sin dilación, cuéstete lo que te costare. Pocos pecados hay que más merezcan el castigo, ni que parezcan menos dignos de misericordia, que aquellos cuya ocasión se busca libre y voluntariamente."
Fuente: "Año cristiano o ejercicios devotos para todos los días del año" por el P. Juan Croisset, Día 23, Tomo: Junio, 1764. - [Negrillas son nuestras.] / Imagen: BRRT - Pixabay.com / Licencia: CC0 Public Domain