"La limosna, es una obra de obligación, no de supererogación. Dios no se contenta con aconsejárnosla, sino que nos la manda; pues condena al Infierno a los que no la hacen: Yo he tenido hambre en la persona de los pobres (dice el Salvador) y no me habéis dado de comer; id, pues, al fuego eterno (Mt 25,31-46). Este era todo el pecado del Rico Avariento, el Evangelio no señala, que fuese ni violento, ni injusto, pero era duro con los pobres, y esto basto para condenarle. (...) Es hurtar, el no dar limosna; porque esta es un tributo, que pagamos a Dios, como a nuestro Soberano; los pobres son los receptores; las manos de ellos, su erario; es rebelarse contra su príncipe, el negarle el tributo; el rico, solo es administrador de sus bienes; Dios es el Señor; el administrador, roba a su amo, cuando no emplea sus rentas en los gastos de su casa.
(...)
La abundancia del rico (dice el Apóstol) debe suplir a la necesidad del pobre, y lo superfluo de uno, es lo necesario del otro; negárselo, es robarle en alguna manera. El pan que se echa a perder en tu casa; el dinero, que te es inútil, no es tuyo, dice San Basilio: Si el pobre muere, por falta de este socorro, tú tienes culpa en su muerte. Su miseria pide con gritos la venganza contra tú dureza, y arma a la misericordia misma contra ti; si la misericordia te condena, ¿Adónde hallaras asilo?
A la dureza del rico, nunca faltan pretextos para justificarse. Los tiempos, se suele decir, son muy miserables, y muy calamitosos; bien está, pero por eso los pobres tienen más que sufrir, y necesitan más que los socorras. (...) No nos acordamos de la miseria de los tiempos cuando es menester satisfacer al lujo o la pasión; solamente nos acordamos de eso, cuando se trata de dar alguna cosa a Jesucristo en sus miembros, y emplear lo que sobra; pero ¿dónde está, se dice, lo que sobra, o lo superfluo? Nadie tiene hoy nada de sobra. No hay duda, que nada tienen de sobra o de superfluo la avaricia, la vanidad, la ambición; pero si lo tienen, la modestia y la caridad. Modera tus pasiones, y hallarás, que te sobra mucho. Acuérdate, que eres Cristiano, y que por esta calidad te obligaste a renunciar a las vanidades, y pompas del siglo; tú hallarás en la práctica de esta renuncia, a que estas obligado, un fondo suficiente para socorrer la necesidad de los pobres. El juego y las diversiones han arruinado muchas familias, no se sabe, que la limosna las haya desacomodado, antes si, sabemos muchas, que las ha restablecido".
Fuente: "Pensamientos o Reflexiones Cristianas, para todos los días del año", Padre Francisco Nepueu, Tomo III, Julio, Día XVII - [Negrillas son nuestras.] / Imagen: Slovenian Ethnographic Museum / Licencia foto: CC0 Public Domain