"Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta" (Jn 16,23-24)
"Necesitamos aprender a pedir por Jesucristo. Pedir por Jesucristo es pedir lo que nos manda que pidamos; es pedir su gloria; es interponer el nombre del Salvador; es poner la confianza en su bondad, y en los méritos de su Sangre.
Y así lo que se pida por Jesucristo ha de conducir principalmente para la salvación; esta ha de ser el objeto primero de nuestras súplicas; todo lo demás se debe mirar como accesorio. Pidiendo en nombre de Jesucristo; a quien no puede negar nada el Padre Eterno, estamos ciertamente seguros de conseguir lo que pedimos, porque Jesucristo ha prometido; y dudad de esta verdad sería sacar a Jesucristo por embustero. "En verdad, en verdad os digo, que si le pidiereis algo a mi Padre en mi nombre, él os lo dará" (Jn 16,23)
Si no conseguimos lo que pedimos de este modo, tengamos por seguro, que hemos pedido mal, según aquellas palabras de Santiago: "Vosotros pedís, y no lográis, porque pedís mal, para tener con que satisfacer a vuestros malos deseos" (St 4,3).
Pedir mal, es pedir sin fe, como dice el mismo Apóstol. "Si necesitáis de sabiduría pedidla, pero con fe, y sin titubear": teniendo por cierto, que la conseguiréis, si la pedís bien, si la pedís con perseverancia.
El Salvador no condesciende con nuestros ruegos, cuando pedimos cosas contrarias a nuestra salvación. Pidamos nuestra conversión, y la conseguiremos".
Fuente: "Meditaciones sobre el Evangelio", Jacobo Benigno Bossuet, Tomo Primero, 1770, Dia XLIV - [Negrillas son nuestras] / Licencia imagen: Jesper Noer - CC0 Public Domain