El Juicio Final y la Sentencia de los Condenados - La Fe Cristiana

El Juicio Final y la Sentencia de los Condenados



"Entonces (dice el Salvador) el Supremo Juez pronunciará esta terrible sentencia de condenación contra los réprobos: Discedite a me maledicti, apartaos de mí, que soy vuestro Dios, y a quien habéis obligado con vuestros delitos, a ser vuestro enemigo; de mí, que era vuestro salvador, y a quien con vuestras ingratitudes habéis hecho vuestro contrario, y vuestro Juez; de mí, que debía ser vuestra bienaventuranza, y ahora seré quien os castigue con eterna infelicidad.

Vosotros os habéis querido separar voluntariamente de mi para uniros a la criatura, por vuestros placeres, y ahora seréis a vuestro pesar apartados eternamente de mi para padecer los mayores tormentos: "Vosotros no seréis mi Pueblo, y yo no seré vuestro Dios". O si os hago conocer, que soy vuestro Dios, será empleando el poder divino en castigaros. ¡Ah! Señor mío, castigadme con la pena, que quisiereis, yo la acepto, como no sea, separándome eternamente de vos.

"Id malditos"; amados, (puede ser) honrados, y reverenciados de los hombres, pero malditos de Dios. Vosotros habéis amado la maldición, y la habéis hallado, y con ella todos los males; vosotros habéis huido de la bendición y ella huyo de vosotros, y con ella todos los bienes. No solamente estaréis cubiertos de maldiciones, como de un vestido; sino que ella penetrara hasta a lo íntimo de vuestros huesos, hasta el fondo de vuestra alma. Seréis malditos en vuestras riquezas, malditos en vuestra honra, malditos en vuestros gustos, malditos en vuestra alma: Discedite maledicti.

¿Pero adonde irán estos infelices, cuando se separen de vos? In ignem, al fuego. ¡Pero ay! ¿Cómo se podrá estar, como se podrá resistir en medio de un fuego devorante? No obstante subsistirán, y abandonados de la providencia para todo lo demás, no experimentaran de ella otro efecto, que su eterna conservación para sus eternos tormentos. ¡Ah! Que providencia tan rigurosa, y que infeliz conservación.

¿Pero cuánto tiempo estarán en este fuego? Eternamente. In ignem aeternum: Tanto como Dios será Dios; que es lo mismo, que decir, tanto tiempo, cuanto Dios aborrecerá el pecado, y que estos infelices amarán la culpa; y como Dios no dejará jamás de ser Dios, ni dejara de aborrecer el pecado, ni ellos tampoco dejaran de amar su delito, tampoco cesaran jamás de padecer, arder, y desesperarse. Este fuego eterno no estaba preparado para vosotros, sino para los demonios: Qui paratus est diabolo, et angelis ejus. Vosotros habéis querido ser compañeros de su rebelión, y por esos lo seréis eternamente de sus tormentos. ¡Que golpe de rayo para estos infelices! ¡Pero qué espanto para nosotros! Estas palabras: "Venid tras mí, y llevad vuestra Cruz" te parecen ásperas, y difíciles ahora; pero estas otras palabras: "Id malditos al fuego eterno", te parecerán algún día más terribles. No te puedes librar del horror de las segundas, sino es atendiendo dócil a las primeras: ¿Pero quién me puede dar, Señor, esta docilidad, sino vos? Muy gustosamente, Señor, os seguiré, llevando la Cruz, para no ser separado jamás de vos.".

Fuente: "Pensamientos o Reflexiones Cristianas, para todos los días del año", Padre Francisco Nepueu, Tomo III, Septiembre, Día VII  - [Negrillas son nuestras.] / Licencia Imagen: "El Juicio Universal" por Miguel Ángel - CC0 Public Domain

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