El día del Juicio Final para los impíos será día de terrible espanto - La Fe Cristiana

El día del Juicio Final para los impíos será día de terrible espanto



"¿Hasta cuándo ha de durar la perversa locura del hombre? Hace ya más de seis mil años que la divina clemencia derrama a manos llenas sus dones por todos los ámbitos del mundo; inunda de luz los espacios, cubre la tierra de verdura, siembra tesoros en los abismos y adorna con innumerables bellezas el reino todo de la naturaleza. Y esto no obstante, el hombre peca. Redobla aquella su amorosa solicitud, procurando atraerse con el estimulo de las gracias la mente y el corazón del hombre, restituyéndole a la vida eterna, nombrándole hijo suyo y heredero de su Inmortal reino. ¡Y sin embargo, el hombre vuelve a pecar! Mas, no por esto desiste la clemencia divina de su generoso propósito, antes bien persiste en él con la mayor insistencia: otorga al hombre nuevas gracias, halágale con nuevos favores, concédele dilaciones y perdones, calla, disimula, espera a que llegue el día de su arrepentimiento. Pero el hombre, insensible a tantas demostraciones de amor, se obstina más y más en el pecado; prueba evidente de la loca osadía, de la aleve ingratitud y de la negra perfidia que abriga en su corazón y le mueven a pecar.

Pero ¡ay de los que así provocan la cólera de aquel Dios en cuya presencia tiemblan y se inclinan los cielos! ¡Ay de los pecadores impenitentes! porque este omnipotente Dios ha señalado un día, último en la sucesión de los siglos, en que callará la clemencia y solo triunfará la justicia. Justicia vengadora y tremenda, como emanada de la suprema Majestad ultrajada; justicia estrepitosa y potente, que tiene a las criaturas todas por ministros; justicia inmensa e incontrastable, que viniendo cual impetuoso rio sobre los pecadores, vengará el honor ultrajado de Dios y convertirá la osadía en espanto, la ingratitud en confusión y la perfidia en ruina: Dies Domini, dice Isaías, quasi vastitas a Domino veniet. Propter hoc omnes manus dissolventur, et omne cor hominis contabescet, et conteretur. Pueblos, lenguas, tribus, despertad por fin del fatal sueño en que estáis sepultados, y volviendo a mejor acuerdo, procurad evitar los males tremendos que os amenazan. El día final, para los impíos, irá precedido de horrores, y por esto será día de terrible espanto: Omnes manus dissolventur. Irá acompañado de severas acusaciones; y por esto será día de horrorosa confusión: Omne cor hominis contabescet Irá seguido de eterna condenación; y por esto será día de irreparable ruina: Omne cor hominis conteretur."

Fuente: "Tesoro de Oratoria Sagrada: Diccionario Apostólico" [Tomo 9], 1860 - [Negrillas son nuestras.]

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