"Dióle Dios lugar de penitencia, y él abusa de este tiempo para pecar con más orgullo. (Jb 24:23)
Considera, y pásmate, de que Dios, un Señor de tanta Majestad, ofendido, y ultrajado, ¿de quién? De un hombre (...) le dé, no por obligación ninguna, que a ello le precise, sino por puro amor, y por puro afecto, le dé del todo graciosamente lugar de penitencia, oportunidad de arrepentirse, tiempo para ello, impulsos, y auxilios para que lo haga. Y el hombre, ¿qué es lo que hace? Abusa de todo eso para pecar con mayor soberbia. ¡Oh qué cosa tan extravagante! (...) El pecador abusa del tiempo, que Dios le da, pecando con más soberbia; y es, porque viendo que Dios le sufre, y le da tiempo, toma de esto mismo mayor atrevimiento. ¡Oh como se humillaría, si Dios luego de contado le castigase! Más como le conserva, como le prospera, como le da salud, y una edad florida, por eso se hace más insolente ¡Oh que soberbia, abusar de tan gran benignidad!
"El pecador abusa con soberbia del tiempo, que Dios le da; y es, porque (...) presume, que se ha de salvar. Piensa, que a la hora de la muerte con suma facilidad lo ajustara todo, con solo un suspiro, un sollozo, un golpe de pecho: y que a tan poco costo conseguirá el Paraíso, que a otros les costó tanto (...).
"Piénsalo un poco, y mira si te aprovecha ahora del tiempo únicamente para el fin que Dios te da. Sábete, que la vida no es más que espacio, y lugar de penitencia. (...) Compúngete, confúndete, humíllate, y anda con cuidado, porque el mayor agravio, que le podría hacer a Dios, sería usar mal del tiempo, que te da, pecando por eso mismo con mayor soberbia y orgullo"
Fuente: "Maná del Alma o Exercicio fácil y provechoso para quien desea darse de algún modo a la Oración" Parte 1, Febrero, Día XXI, año 1702, Padre Paolo Segneri / Imagen: Pixabay - Security - CC0 Public Domain