Sobre la necesidad de velar y orar en todo tiempo - La Fe Cristiana

Sobre la necesidad de velar y orar en todo tiempo

necesidad de velar y orar


"Velad y orad en todo tiempo, para que seáis tenidos por dignos de libraros de estas cosas, que han de suceder, y de estar constantes delante del hijo del hombre" (Lc 21,36)

"Considera, que Dios con estas palabras te quiere dar a entender, que la obra de tu salvación no dependen toda de ti, ni depende toda de Él. No depende toda de Él, y por esos dice que veles. No depende de ti; y por eso dice, que ores. Haz de hacer todo lo que pudieres de tu parte, estar sobre aviso, vivir circunspecto, no dar lugar a las tentaciones, esto es, velar. Y después, como si con todo esto no hubieses hecho nada, has de recurrir a Dios, encomendarte a Él, y rogarle humildemente, que te asista con su Santísima gracia.

"(...) Algunos piensan, que les basta velar, y orar en el tiempo de la tentación. Y se engañan: porque es menester hacerlo en todo tiempo. (...) Haz de velar y orar, aun cuando no eres tentado, para que la tentación no venga. Dejando de estar muy sobre ti, dejando la oración, dejando de recurrir con solicitud a Dios, y de encomendarte a Él, ya no es menester que venga a buscarte la tentación, tú mismo te entras en ella por tus pies; pues dejas las armas de la mano, y te haces inhábil para la defensa.(...)

"Considera, cuáles serán los frutos que se te seguirán de esta diligencia, y solicitud. Serán librarte de la infeliz suerte de los malos en el día del Juicio, y ser contado en la suerte dichosa de los buenos, que están delante del Soberano Juez con gran regocijo. (...)

"Considera, que todas tus diligencia, por grandes que sean, no bastan a hacerte digno de semejante favor. Y así le has de suplicar al Señor, que seas tenido por tal; esto es, que por su infinita misericordia te trate, como si en realidad de verdad fueses digno de semejantes favores."

Fuente: "Maná del Alma o Exercicio fácil y provechoso para quien desea darse de algún modo a la Oración" Parte 1, Febrero, Día XXV, año 1702, Padre Paolo Segneri / Imagen: Maddy Baker

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