Del Sufrimiento y Paciencia en las Adversidades - La Fe Cristiana

Del Sufrimiento y Paciencia en las Adversidades



La siguiente carta compuesta por el monje de la Cartuja de Colonia Johannes Justus Lansperger, en forma de coloquio entre Cristo nuestro Redentor y el Alma, se refiere al sufrimiento y la paciencia en las adversidades. Al final se encuentra la oración para cumplir la voluntad de Dios, escrita por Thomas de Kempis.

"Cualquier adversidad y tribulación que te venga recíbela, hija mía, como un mensajero de mi gracia, y piensa que te viene por tus pecados, confesando que mereces aquello y mucho más, y dame gracias, porque mirándote con ojos de piedad y misericordia te visto con mi librea, te castigo con la vara de mis hijos, y no te desecho como tú merecerías.

Entretanto que te castigo, es prueba que quiero que seas mejor; y si apartare de ti mi corrección, aunque pareciese que tenías paz seria grande tu desdicha, porque dejaría de velar sobre ti y de guardarte; y aunque por tus pecados no merecieses los trabajos que te suceden, los habías de recibir coa alegría, porque se cumple en ti mi voluntad, habiendo, yo padecido por tu amor, haciéndote cada día y aun cada momento nuevos beneficios, y al fin soy tú Dios, y tú eres criatura y hechura mía, y puedo hacer en ti y de ti todo lo que quiero, sin que tú puedas contradecirme, ni decirme porque la hago.

A esto se añade, que yo soy tu amante fidelísimo, que todas las cosas ordeno para tu bien y provecho, y habiendo yo dispuesto antes de criarte que padecieses en esta hora lo que estás padeciendo, has de desear vivamente que se cumpla esta mi voluntad, y recibirla; con alegría, consuelo, acción de gracias, y devoción de corazón, no turbándote ni teniendo resentimiento alguno contra los que te molestan, sino pensando que son ministros míos, por cuyo medio he dispuesto muy amorosamente que padecieses lo que padeces.

Cuando ves que no se te ofrece algo que padecer, ni tienes adversidad alguna, teme que yo no me haya apartado de ti, pues te falta la señal con que suelo distinguir a los que son míos. Piensa cuantos trabajos y cuantas penas padecí yo, mi santísima Madre y mis Santos, que siguieron mis pisadas, y que ninguno ha llegado a la gloria eterna sino por el camino de la Cruz y bebiendo de mi Cáliz, y que este es el camino real por el cual tú también has de caminar si quieres llegar a donde están mis Santos gozando: conmigo.

Piensa también que no hay cosa tan pequeña, que si la sufrieres por mi amor, no ganes por ella grande premio, aunque principalmente has de tener mira a mi amor y voluntad. Si supieses, hija mía, cuan grande es el fruto que trae consigo la adversidad, sin duda te gloriarías en mi Cruz.

Cuantas más cosas pues contrarias te sucedieren, y cuanta mayor resistencia se hiciere a tus deseos, tanto más fervorosa debes ser en padecer, y resignarte a mi voluntad y providencia. Y aunque se te impida algún bien que quisieras hacer, no pienses que has perdido nada, antes se te ha doblado el mérito, porque mereces con la buena voluntad que tenías, no habiendo quedado por ti de no hacer la obra, y con la paciencia con que sufres la adversidad; a más de que a la buena voluntad tanto mayor premio le está reservado, cuanto se muestra más fiel siendo tentada con adversidades, y permaneciendo siempre en el bien.

Porque pues te amo, hija mía, quiero que seas mi fiel esposa, y me sirvas sin elección propia, y vayas no a donde tú quieres, sino a donde yo te llevo, y aun en el bien que haces aprendas a no buscarte a ti sino a mí, y lleves cualquier carga que yo te pusiere.

En las adversidades pues no mires al hombre que te persigue, sino a mí que me valgo del hombre como de vara y azote para castigarte; y así no te enojes contra el hombre, sino procura tener paciencia, para que no pierdas el fruto de la adversidad, y muéstrate alegre y serena, para que no se vea en ti señal alguna de impaciencia, ira e indignación contra nadie. Calla, y si hubieres de hablar algo, sea poco, y con mucha benignidad y mansedumbre. Finalmente te has de mostrar tan humilde y mansa que nadie tema el reprehenderte, menospreciarte e injuriarte. Para todo esto tienes ejemplo en mi vida, pues no sin causa dije: «Aprended de mí que soy manso, y humilde de corazón». Mira cuantas penas, oprobrios injurias y desprecios sufrí, y con todo esto jamás maldije a nadie por esto, ni hablé ásperamente, ni volví alguna respuesta mala, sino que me compadecía de aquellos que me perseguían, y rogaba por ellos.

No cuides pues, hija mía, de volver por ti, ni defenderte ni excusarte, calla, y déjamelo todo a mí. Mientras te pareciere que te hacen injuria o que no mereces lo que padeces, y que te persiguen injustamente, ten por cierto que no tienes verdadera paciencia, ni has alcanzado el verdadero conocimiento de ti misma. Recibe, hija mía, con alegría y devoción, cualquier adversidad, y ofrécete a mí para padecer cuanto yo quisiere, para estar privada de todo lo que te quisiere quitar, y para llevar cualquier carga que yo le quisiere poner, y ten por perdido el día en que no se te ofrece algo que padecer".

Oración para cumplir la voluntad de Dios.
"Señor, Tú sabes lo que es mejor: haz esto o aquello, según te agradare. Da lo que quisieres, y cuanto quisieres, y cuando quisieres. Haz conmigo como sabes, y como más te agradare, y fuere mayor honra tuya. Ponme donde quisieres, dispón de mi libremente en todo. En tu mano estoy, vuélveme y revuélveme a la redonda. Ve aquí tu siervo dispuesto a todo; porque no deseo, Señor, vivir para mí sino para Ti. ¡Ojalá que viva dignamente y perfectamente! Concédeme, benignísimo Jesús, tu gracia para que esté conmigo, y obre conmigo, y persevere conmigo hasta el fin. Dame que desee y quiera siempre lo que te es más acepto y agradable a Ti. Tu voluntad sea la mía, y mi voluntad siga siempre la tuya, y se conforme en todo con ella. Tenga yo un querer y no querer contigo; y no pueda querer ni no querer lo que Tú quieres y no quieres" (Thomas de Kempis, Imitación de Cristo, Libro Tercero, Capítulo 15)

Fuente: "Carta o Coloquio interior de Cristo nuestro redentor al alma devota", Johannes Justus Lansperger [monje de la Cartuja de Colonia], 2a Edición, 1827 - [Negrillas son nuestras.] / Imagen: Rohrbach parish church. Altar of All souls skeeze - pixaby.com / Licencia: CC0 Public Domain

Compartir: