La Fe Cristiana: Iglesia
Mostrando entradas con la etiqueta Iglesia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Iglesia. Mostrar todas las entradas

La necesidad del ayuno como penitencia (Sermón del P. Francis Hunolt)


Sermón para el segundo domingo Cuaresma por el P. Francis Hunolt, SJ.

"¿Dónde, entonces, pregunto de nuevo, está vuestra penitencia? ¿Dónde está la expiación a Dios por las injurias que le has hecho? ¿Dónde está el castigo por tus repetidas rebeliones contra él? ¡Cristianos autocomplacientes y mimados! ¿No tendréis miedo de comparecer ante vuestro Juez crucificado, que enseñó a los hombres con la palabra y el ejemplo, que solo la violencia puede arrebatar el reino de los cielos? ¿Acaso queréis dejar el castigo de vuestros pecados para la otra vida? ¡Ah, pobre de ti, si es así, porque allí te esperan instrumentos de penitencia mucho más terribles y un ayuno más riguroso!"

Fuente:
Short Sermons of Father Francis Hunolt
Second Sunday of Lent
"The Necessity of Fasting, as a Penance"
Sermón leído por AM
Holy Family Publications
jmjsite.com

Aquellos que escuchan la Palabra de Dios sin fruto (Sermón del P. Francis Hunolt)


Sermón para el segundo domingo después de Epifanía por el P. Francis Hunolt, SJ.

"(...) estad atentos a todo lo que Dios va a decir a vuestros corazones, para vivir de acuerdo con ello. ¡Oh, si eso se hiciera siempre, qué gran beneficio obtendrían las almas! Pero, desgraciadamente, ¡cuántos cristianos hay que desprecian la Palabra de Dios, y rara vez van a los sermones! Ahora paso a hablar de los que escuchan constantemente sermones, entre los que también hay muchos que se benefician tan poco de lo que escuchan como si nunca hubieran ido a un sermón."

Fuente:
Short Sermons of Father Francis Hunolt
2nd Sunday after Epiphany
"Those Who Hear the Word of God without Fruit"
Sermón leído por AM
Holy Family Publications
https://jmjsite.com/

La Natividad de la Santísima Virgen María (Sermones del Santo Cura de Ars)


Sermón para el domingo décimo quinto después de Pentecostés por el Santo Cura de Ars.

"Sería imposible, mis queridos hermanos, no amar a María, si reflexionáramos por un momento sobre su afecto por nosotros y los beneficios que ella nunca deja de prodigarnos. “Ay”, exclama San Bernardo, el gran siervo de María, “¡qué ciegos y miserables somos que no amamos a una Madre tan amable y buena!"

Fuente:
"The Sunday Sermons of the Cure of Ars"
Fifteenth Sunday After Pentecost – The Nativiity of the Blessed Virgin
Sermon read by AM.
Holy Family Publications
https://jmjsite.com/

Todo fenece, y fenece pronto (Sermón de San Alfonso María de Ligorio)


"Todo fenece, y fenece pronto.", sermón para el décimo cuarto domingo después de Pentecostés por San Alfonso Maria de Ligorio.

"Pero la desgracia es que los mundanos no están dispuestos a pensar en la muerte hasta que llegue la hora en que deban partir de esta tierra para ir a la eternidad; y por lo tanto viven tan apegados al mundo, como si nunca fueran a separarse de él. Pero nuestra vida es corta, y pronto terminará; por lo tanto, todas las cosas deben terminar, y deben terminar pronto."
Fuente:
Audio: Fourteenth Sunday after Pentecost - All Ends, and Soon Ends
Saint Alphonsus de Liguori
http://traditionalcatholicsermons.org/

La Absolución (Sermones del Santo Cura de Ars)


"La Absolución" Sermón para el décimotercer domingo después de Pentecostés por el Santo Cura de Ars.

"San Carlos Borromeo nos dice explícitamente que “no se puede absolver a las personas que desconocen los principales hechos de la religión cristiana y los deberes de su estado de vida; particularmente cuando su ignorancia surge de su indiferencia con respecto a su salvación ". Las leyes de la Iglesia a este respecto también prohíben que se dé la absolución a los padres o madres que no enseñen a sus hijos, o no les enseñen, en todo lo que sea necesario para su salvación."

Fuente:
"The Sunday Sermons of the Cure of Ars"
Thirteenth Sunday After Pentecost – Absolution"
Sermon read by AM.
Holy Family Publications
https://jmjsite.com/

La Contrición Perfecta: La llave de oro al Paraíso


Especialmente para nuestros tiempos, cuando necesitas ir a confesarte pero no puedes. No olvides: "La Contrición Perfecta: La llave de oro al Paraíso"

00:00
00:25 Prefacio
03:05 Introducción
04:36 ¿Qué es la contrición perfecta?
06:29 ¿Qué será, pues, la contrición perfecta?
15:18 ¿Cómo se obtiene la contrición perfecta?
20:17 ¿Es difícil realizar un acto de contrición perfecta?
23:20 ¿Qué efectos produce la contrición perfecta?
29:57 ¿Por qué la contrición perfecta es tan importante y a veces incluso necesaria?
40:13 ¿Cuándo debe realizarse el acto de contrición perfecta?

Fuente: "Perfect Contrition: Golden Key to Paradise" Holy Family Publications https://jmjsite.com/

Jesucristo es nuestra única esperanza en todas nuestras necesidades


"Que debemos poner toda nuestra esperanza en los méritos de Jesucristo", reflexión escrita por San Alfonso María de Ligorio sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

"Todas nuestras esperanzas están puestas en los méritos de Jesucristo."

Fuente: Audio: "The Love Shown to us by Jesus Christ in his Passion: Part 6 Jesus Crucified is our only Hope in all our wants." http://www.alleluiaaudiobooks.com/
"The Passion and the Death of Jesus Christ", San Alfonso Maria de Ligorio. Benziger Brothers, 1887.

Jesús, y sus Discípulos aborrecidos del mundo



"Habiendo declarado a sus Discípulos cuanto deben amarse unos a otros, y amar a todo el mundo, dado que todos los hombres son hermanos, y tienen el mismo Padre; les enseña Jesucristo, que aunque deben amar a todo el mundo, no lo han de hacer con la esperanza de verse amados de él, antes por lo contrario, serán aborrecidos de toda la tierra; y en los versículos siguientes se dedica a explicarles muy por menor esta verdad.

"Si el mundo os aborrece, sabed que antes me aborreció a mi" (Jn 15,19). No podemos cansarnos de admirar la bondad de nuestro Salvador, porque nada hay tan sensible a un corazón sincero, ni en la naturaleza cabe cosa más triste, que el verse aborrecido; y así necesitamos precavernos de un mal que es tan duro en sí, y que causa tan extraños efectos. Pero para los Apóstoles serviría sin duda de particularísimo consuelo ver que les era común con Jesucristo la aversión que les tendría todo el género humano. Si el mundo, dice, os aborrece, primero me aborreció a mí (Jn, 15,18). La causa del citado odio es la siguiente: el que obra mal, huye de la luz: el mundo me aborrece, porque le descubro sus malas obras; y los Apóstoles asociados a la predicación del Salvador, debían incurrir también en el odio del mundo, cuyos vicios, e ignorancias reprehendían.

"Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo que es suyo" (Jn 15,19). No quiere decir que se aman los hombres del mundo unos a otros; lo contrario acontece, pues todo el mundo está lleno de odios, y envidias, sino que los deleites, e intereses del mundo hacen agradables enlaces, y correspondencias, y los Discípulos de Jesucristo nada tienen que agrade al mundo. El mundo quiere aduladores, y en él se vive a fuerza de mutuas complacencias, y de recíprocos aplausos; ¿pues dé qué sirve allí un Cristiano? Es enteramente inútil, puesto que no toma parte en nuestros deleites, y negocios, que son un puro engaño. Acabemos con él, dicen los impíos en el libro de la Sabiduría, porque es inútil (Sb. 2,12. 15. 16. 20); y pues su inocente, y sencilla vida desacredita, y censura a la nuestra, es preciso matarle, porque solo sirve para perturbar nuestra alegría. ¡Ah Cristianos, inocente rebaño, ve ahí lo que os hace odiosos al mundo! Como no sabéis haceros temibles, ni volver agravio por agravio, pronto os veréis oprimidos; y por más pacíficos que seáis, no dejarán de tacharos con la nota de amotinadores del Pueblo, por cuyo sosiego levantáis incesantemente al Cielo las manos, y os calificarán de enemigos públicos.

"Porque os elegí del mundo, os aborrece el mundo"(Jn 15,19): a causa de esta separación os tiene por raza diferente de los demás; y creyendo que queréis distinguiros, os persiguen de muerte.

"No es mayor el siervo que su Señor" (Jn 15,19). Gran consuelo para un Cristiano, un Pastor, y un Predicador: si no le creen, si le desprecian, si le despedazan, si le crucifican, pues hicieron otro tanto con Jesucristo; esto es como resultas del misterio de la cruz, y con semejantes contradicciones se extendió la obra de la Redención, dado que venciéndolas penetra la palabra del Evangelio donde debe penetrar; atraen los buenos ejemplos de los Cristianos a los que deben atraer; y en la resistencia de los hombres se da a conocer la mano de Dios.

Hay un linaje de mundo en la Iglesia, y entre nosotros se hallan extranjeros, a quienes desagradaremos si vivimos cristianamente. Más peligroso es este mundo, que lo fuera un mundo declaradamente infiel; y si no escuchad a S. Pablo: Hay peligros dentro, y fuera, y de parte de los falsos hermanos. Demás se ha separado de mí, dice el mismo Apóstol, amando al siglo: todo el mundo me ha abandonado: Dios les perdone (2 Co 2). El desprecio que se hace de un hombre que no piensa más que en el negocio del Cielo, diciendo que no es para nada, es una especie de persecución. Haced, Señor, que desempeñe yo bien vuestros negocios; en esto emplearé toda mi capacidad; y si me notan, me desprecian, me contradicen, y me acusan, porque no conocen al Hijo, ni al Padre, lo sufriré en el nombre de mi Salvador."

Fuente: "Meditaciones sobre el Evangelio", Ob. Jacobo Benigno Bossuet, Tomo Segundo, 1775, Dia 114 - [Negrillas son nuestras.]

El Infierno sin tapujos


"Esta predicación sobre el Infierno fue realizada por el Padre Eduardo Rodríguez S.J, en 1963, en Guareña (Badajoz, España). Este es un tema de las postrimerias del Hombre (Muerte, Juicio, Infierno y Cielo), sobre el cual, actualmente poco se oye hablar o se hace poca referencia en las homilías. El audio ha sido rescatado y remasterizado por el equipo de Adelante la Fe.

“Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno.” (Dn 12,2)

“Y en saliendo, verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí; su gusano no morirá su fuego no se apagará, y serán el asco de todo el mundo” (Is 66,24).  "Los malvados ... los arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mt. 13, 42). "Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." (Mt. 25,30). "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles" (Mt. 25, 41).


Fuente Video: Fiel A Cristo / Licencia Imagen: Representation of the torments of Hell Unknown master - CC0 Public domain.

De la Salvación



"Punto Primero.- Considera que la salvación eterna es aquel tesoro escondido, cuyo valor ignoran muchos haciendo poca reflexión de su importancia, al mismo tiempo que los prudentes lo sacrifican todo por lograrle. No tenemos negocio que nos importe más, ni podemos aspirar a mayor fortuna.

Del buen o mal suceso de este negocio depende ser eternamente felices, o eternamente desdichados. Todos los demás solo se nos permiten en cuanto nos ayudan a salir bien con este. Perdido este negocio, todo se perdió; pues se perdió para nosotros sin recurso el mismo Dios, que encierra todos los bienes.

Es, pues, mi salvación un gran negocio, y tan grande, que no es posible otro de mayor consecuencia, ni que me interese más. Un gran negocio de tal manera se sorbe todos los demás, que apenas deja tiempo para pensar en ellos. Cuando se sale bien en aquel, es fácil consolarse en la pérdida de los otros. Para hacer un gran negocio a nada se perdona; destreza, amigos, empeños, diligencias, razones, todo se pone en movimiento; sacrifícanse a su logro las diversiones, la quietud, y hasta los mismos bienes. ¿Hacemos otro tanto por el negocio de la salvación?

Este es mi principal negocio; todo se debe dirigir a él, y a él debe ceder todo. Pero ¡ah, que él cede a todo lo demás! ¿Nos ocupa mucho este gran negocio? ¿Es la salvación el objeto de nuestros deseos, de nuestras acciones, de nuestros pensamientos? ¡Espantoso desorden! apenas se considera la salvación como negocio; no hay cosa mas olvidada. Y ¿no seria un portento que procediendo de esta manera lográramos la salvación?

No tenemos cosa mas indispensable que esta. Que se haya perdido una batalla, que se haya perdido todo un reino; paciencia: que se haya perdido una rica herencia, un pleito, un grande empleo; paciencia: que se hayan perdido todos los bienes, la salud, la misma vida; paciencia: nos resta el consuelo de salvarnos; este es nuestro recurso; pero ¿qué consuelo restará al que se condenó?

No es absolutamente necesario que yo sea rico, ni poderoso, ni hábil; pero es absolutamente necesario que me salve. Mira si hay alguna otra cosa que te sea mas necesaria, ni aun tanto. Pero ¿lo hemos creído así? Cuando apenas hago nada por mi salvación, y no haciendo por ella más de lo que hago, ¿Creo seriamente que no hay para mí otra cosa más necesaria? ¿Creo que el que se condena se condena para siempre?

Y bien, Señor, ¿cuál será mi suerte a vista de mi conducta? ¿Me salvaré? ¿Qué respondería yo a otro que, viviendo como yo vivo, me preguntara si se salvaría?

Punto Segundo.- Considera que la salvación no solo es nuestro grande y nuestro principal negocio, sino nuestro negocio personal, el único que es rigurosamente nuestro. Haciendo tal negocio, consiguiendo tal cargo, cultivando tal posesión, ganando tal pleito, en rigor se hace el negocio de los hijos o de los herederos; se hace el negocio de otros; solo en salvarme hago el negocio propio; es tan mío, que ninguno otro le puede hacer por mí. Pero ¿he trabajado mucho en él? ¿está muy adelantado?

Si al salir de este mundo todo lo has hecho bien menos tu salvación, nada hiciste para tí: tus amigos, tus herederos, tus parientes, por quienes tanto afanaste, y acaso a costa de tu salvación, ¿te resarcirán esta pérdida? ¿te podrán servir de mucho? al contrario, si hiciste tu salvación, aunque hubieses desacertado todo lo demás, hiciste para siempre tu fortuna; nada te afligirá, ni te restará más que hacer. Mi Dios, ¿dudamos por ventura de esta verdad? Pero si la creemos, ¿cómo se puede componer con nuestra fe nuestra inacción, nuestra indiferencia y nuestra insensibilidad?

El negocio de la salvación es delicado; no le hay más espinoso, ni que pida mas atención. ¡Cuántos enemigos hay que combatir, cuántos estorbos que vencer, cuántos lazos que evitar! En esta vida todo es peligro, todo es tentación. Es preciso orar y velar sin intermisión, y hacerse continua violencia. El camino que conduce al cielo es angosto: en él, por decirlo así, nacen las espinas debajo de los pies. No es vida cristiana la que no es humilde, inocente y mortificada. Esta es la filosofía de Jesucristo; pero ¿es también la nuestra?

Diónos Dios toda la vida única y precisamente para trabajar en el negocio de nuestra salvación: juzgó que toda ella era necesaria para hacer bien este grande negocio; pero ¿nosotros hacemos el mismo juicio? ¿Cuánto tiempo empleamos en él? ¡Oh Dios! tenemos por lo menos certeza moral de que no trabajamos en nuestra salvación: la fe, la palabra de Jesucristo, nuestra misma razón nos está dictando que sin remedio nos condenaremos si continuamos en vivir como basta aquí; ¡y sin embargo perseveramos tranquilos en nuestra delicada ociosidad! Esta seguridad ¿en qué se fundará?

Dios mio, si estas reflexiones que hago, o, por mejor decir, si la gracia que me concedéis de que las haga no me mueve a trabajar sin dilación y seriamente en el negocio de mi salvación, ¿qué podré esperar? Pero todo lo espero de vuestra misericordia. Vos queréis mi salvación; yo quiero sinceramente salvarme; pues ¿quién tendrá la culpa si no me salvo?".

Fuente: "Año cristiano o ejercicios devotos para todos los días del año" por el P. Jean Croisset, S.J., Día 24, Tomo: Julio - [Negrillas son nuestras.]